viernes, 26 de diciembre de 2014

Parque Kruger

26 de diciembre

A las 5,15 nos recoge un jeep en el hotel para visitar el Parque Kruger, la principal reserva de fauna salvaje de Sudáfrica y uno de los parques naturales más fácilmente accesibles de África, que está situado a una media hora en coche. A las 6 emprendemos el recorrido por el parque. Pasamos unas tres horas en el jeep, aprovechando las primeras horas de la mañana, antes de que haga demasiado calor y sea más difícil avistar animales. Entre otros animales vemos impalas y otros antílopes, zebras, jirafas y elefantes. 









Sobre las 9,15 paramos en una zona de descanso para desayunar. Yo aprovecho para tomarme un par de cafés, a pesar de no ser cafetero, porque a veces me cuesta mantener los ojos despiertos. Quizás se deba al Malarone, la medicación que estoy tomando para prevenir la malaria, que me dé sueño. 

Alrededor de las 10 reemprendemos el viaje, hasta la una. Tenemos un nuevo conductor, Musi, de origen zulú, muy simpático, aunque a mí me cuesta a veces entender su inglés. Ahora estoy mucho más despierto y disfruto mas del recorrido 

Aunque pensábamos que veríamos menos animales por el calor, la mañana resulta más que productiva. Vemos búfalos, babuinos y otros monos, hipopótamos y muchos pájaros...









Y sobre todo tenemos la suerte de ver varios leones muy de cerca...






Cuando estamos a unos pocos kilómetros de la zona de descanso donde vamos a parar para la comida encontramos un atasco monumental, porque dicen que han avistado un jaguar. Después de esperar y esperar, y hacer cábalas sobre una mancha marrón tumbada a lo lejos, efectivamente acabamos viendo un gran felino moviéndose rápidamente y ocultándose entre las ramas. Yo no estoy muy convencido de que sea un jaguar (no le veo las manchas y me parece un león), pero si Musi dice que es un jaguar, lo será. Con este completamos los "big five": león, búfalo, elefante, hipopótamo y rinoceronte. Cuatro de ellos en una misma mañana. El nombre de los "cinco grandes" no hace referencia a su tamaño o a su importancia, como cree mucha gente, sino a su peligrosidad para los cazadores. 

En la zona de descanso paramos una hora. Tengo el estómago un poco revuelto (de hecho, estaba ya apurado por llegar al servicio) y, por pura precaución, prefiero no comer nada y esperar a la cena. 

A las dos reemprendemos el viaje. El día está nublado, amenazando tormenta y, quizás sea por eso, a pesar de que hace bastante fresco, es el momento del día en que menos animales vemos: impalas, elefantes, jirafas y pájaros de nuevo. Y alguna tortuga y camaleón. 


En general, el safari resulta ser una pasada. Es una maravilla poder ver a los animales en libertad y disfrutar de la naturaleza, aunque sea desde un vehículo. Mañana será día de autobús para llegar a Johannesburgo, la última etapa del viaje organizado. A partir de aquí empezaré el recorrido por mi cuenta por las Cataratas Victoria y Botsuana. 

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