24 de diciembre de 2014
A las 4,20 toco diana,
para tener el equipaje listo a las cinco. A las 5,45 salimos hacia el parque de
Hluhluwe-Imfolozi para nuestro primer safari. A las 6,30 subimos a nuestro jeep
y emprendemos el recorrido, de unas tres horas. La experiencia es estupenda.
Avistamos rinocerontes blancos, búfalos, una hiena, elefantes, zebras,
antílopes, jirafas, un cocodrilo y hasta un grupo de leones, aunque a estos
últimos tampoco es que se les vea muy bien que digamos, a pesar de los
esfuerzos del guía, que se niega en rotundo a reemprender la marcha hasta que
todos los que vamos en el jeep le aseguramos que los hemos visto. Los
prismáticos que me regalaron Roberto y Verónica el año pasado, cuando fui a
Guatemala, me vienen muy bien. También grabo algún vídeo con la GoPro. El
safari es de lo que más me ha gustado hasta ahora.
El resto del día es de
autobús. Llegamos hasta la frontera de Suazilandia y recorremos el país hasta
nuestro hotel, con una breve parada en una tienda de velas. La última parte del
viaje se desencadena una tormenta bastante potente. A las siete salimos a dar
una vuelta por los alrededores del hotel y a cenar. Cenamos en un restaurante
chino, que tampoco es una maravilla y en el que tardan más de una hora en
traernos la comida. Pero “this is Africa”…
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