23 de diciembre de 2014
Hoy toca madrugar (5,30)
para coger un vuelo a Durban, la tercera ciudad en población de Sudáfrica,
aunque en realidad no llegamos a pasar por ella. Desde el aeropuerto cogemos
directamente en autobús y, tras un par de horas de carretera, llegamos a una
playa, donde remojamos un poco los pies en el Índico. A Elena y David les pica
una especie de medusa, aunque por suerte no les hace demasiado daño. Mi pomada
con antihistamínico acaba resultado útil.
Antes de anochecer
hacemos un crucero fluvial por el estuario de Santa Lucía, donde tenemos la
oportunidad de ver bastantes hipopótamos. La barca se acerca relativamente a
ellos, aunque manteniendo una distancia prudencial: los hipopótamos son el
animal que más muertes de personas causa en África. La gente se confía y piensa
que son menos ágiles de lo que son en realidad….. Navegar por el río mientras cae la tarde
resulta ser una experiencia muy hermosa, como era de prever. Cenamos en un
restaurante del pueblo y llegamos al hotel casi a las nueve de la noche. Mañana
espera un nuevo madrugón (4,30).
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